Editorial
La motivación de los docentes con respecto al desarrollo de la inteligencia artificial
The motivation of teachers regarding the development of artificial intelligence
La motivación de los docentes con respecto al desarrollo de la inteligencia artificial
Revista Virtual Universidad Católica del Norte, núm. 70, pp. 1-3, 2023
Fundación Universitaria Católica del Norte
La educación es un bastión representativo para toda organización social y para cada persona, porque busca obtener mejores condiciones de vida; sin embargo, es de considerar que esta posibilidad se da, en tanto se tenga calidad en el proceso. Hablar de calidad educativa es tener en cuenta múltiples condiciones, con lo que todo intento de análisis debe ser sistémico por su grado de complejidad; es decir, es un problema del pensamiento complejo.
Así mismo, la acotación anterior permite sumergirse en un elemento de la complejidad, dentro de la calidad educativa como proceso formativo significativo: la motivación de los docentes en un tiempo de inteligencia artificial. Los ciclos que demarcan los cambios significativos en el mundo de la postmodernidad han traído un marcado eclecticismo, con lo cual las consideraciones anteriores han sido rebasadas y se han producido nuevos aconteceres que constituyen un nuevo dinamismo en el aprendizaje. Desde esta perspectiva, es fundamental que el docente, como agente fundamental en el proceso de enseñanza – aprendizaje, se adapte a las nuevas consideraciones históricas, que sea capaz de formar en un nuevo ambiente de aprendizaje.
Ahora bien, la motivación como concepto es explicado por factores intrínsecos (internos) y extrínsecos (externos), que el docente deberá tener a su favor para generar, en sus dicentes, formación a futuros niveles dentro de la academia (factor cortoplacista) o con una visión futurista que sea preparativa para el proyecto de vida. En tal sentido, la motivación es, esencialmente, un factor fundamental para lograr niveles de desempeño; es ese avivamiento que parte de lo más íntimo del docente (vocación), hasta tener expresividad en factores materiales (infraestructura, tecnología), lo cual influye directamente en sus dicentes, hasta formar personas con una visión totalizante, holística, y capaces de responder al encargo social.
En efecto, hay un elemento marcante en la motivación de los docentes en la educación actual, desde el punto de vista tecnológico: la inteligencia artificial. ¿Qué actitud deberán tomar los docentes frente a esta nueva incursión tecnológica en el campo de la educación? ¿Será que la actividad docente se ve amenazada por dicha incursión tecnológica? ¿Ven los docentes la inteligencia artificial como un ayuda en el aprendizaje de sus estudiantes?
Podrán ser muchos los interrogantes que se encuentren; sin embargo, la historia parece que se repite dos o más veces, “una como drama y otras como comedia”. Cuando hicieron su aparición las máquinas con capacidad de hacer operaciones en forma ágil y efectiva, durante la primera Revolución Industrial, muchos de los opositores tomaron como actitud la destrucción total de ellas; sin embargo, este drama que ocasionó, inicialmente, permitió el cambio sustancial y un mejoramiento en la productividad. Ese nuevo paradigma terminó consolidándose y cambiando las relaciones sociales. Igualmente, aparece hoy la inteligencia artificial y, como manifestación tecnológica, podría pensarse que es una comedia en la historia que logrará consolidarse en diferentes facetas del acontecer humano, pasando por aspectos organizacionales, de orden operativo, hasta llegar a afianzarse en procesos que han permeado la lógica.
No considero la inteligencia artificial como una amenaza que llegue a desplazar al docente en la actividad formativa, porque aquí prevalece la complejidad: hay conocimiento, pero también hay mucho de innovación; hay aprendizaje, pero también se tiene experiencia; hay operaciones repetitivas, pero además se tiene sensibilidad; puede haber cansancio por tener dicentes poco interesados, pero hay persistencia; se pueden tener pocos recursos para realizar la actividad, pero se cuenta con la imaginación; puede haber bajas remuneraciones salariales, pero se tiene la vocación del servicio.
Conviene subrayar que la inteligencia artificial vino para quedarse, cada vez su desarrollo será mayor y esos ciclos de aprendizaje serán cada vez de menor duración, lo que exige procesos de capacitación más arduos por parte de los docentes. Esto no será un enfrentamiento entre la máquina y el hombre, será mejor pensarlo en cómo la máquina facilita la actividad educativa. Para tranquilidad de algunos, la historia dice que en 1996 el campeón mundial de ajedrez Gary Kaspárov derroto a Deep Blue (programa de computadora desarrollado por la IBM), pero luego en 1997, la historia cambió y la máquina ganó (tablas en el juego). No hay rivalidad, solo complementariedad. Así, de esta manera, el docente es un sujeto pensante, creativo y humano, que tiene motivación y que podrá contar con una ayuda fundamental en su actividad: la inteligencia artificial.
La educación es un problema del paradigma de la complejidad y, como tal, no hay fórmulas que garanticen el aprendizaje; aquí no pautan saberes aislados, hay un cúmulo de saberes que contribuyen a la formación, enmarcada por contextos particulares y una historia que demuestra cambios, pero que pese a ello el docente es una figura transcendental que deberá saberse adaptar.