LA INVESTIGACIÓN COMO PRIORIDAD UNIVERSITARIA


 

Autor

Jorge Hernán Sierra Pérez.

Docente Fundación Universitaria Católica del Norte

Contacto: jsierra@ucn.edu.co

Resumen.

Se trata de un artículo de opinión en el cual se resalta la importancia de la investigación en el desarrollo cultural y socioeconómico. Asimismo, se expone de manera sucinta el papel de los actores universitarios (institución, docentes, estudiantes y directivos) en la generación del conocimiento.


PALABRAS CLAVE

Conocimiento, investigación, universidad, docencia, sociedad.


En esta nueva etapa de la humanidad, que Alvin Toffller ha denominado tercera la de desarrollo, y cuya base se centra en el conocimiento, las universidades son las más llamadas a generar investigación, por cuanto se supone que allí están las personas más idóneas y experimentadas en su ciencia o disciplina específica para compartir el acervo de saberes, guiar en la búsqueda a quienes apenas comienzan la formación en la educación superior y servir como apoyo al desarrollo de la sociedad.

Se cree, también, que allí interactúan de manera interdisciplinaria tales expertos para tratar de manera holística problemas y así resolverlos con mayor grado de acierto. Se presume, además, que tales personas -que reciben el nombre de "docentes"- ya han superado el antiguo paradigma transmisionista, según el cual se considera que al estudiante ha de vaciársele toda la información posible en su cerebro.

En fin, se presume que en la entidad educativa de orden superior no sólo hay un profesor; sino que en el mismo personaje reside un investigador que ayuda a mejorar las condiciones académicas y a generar desarrollo científico y social.

Como dicen Vélez y Dávila,

"La investigación y la docencia deben conformar una unidad de acción para el investigador, ya que es ésta la mejor manera de aportar al estudiante contenidos que eleven el nivel académico; esta unidad permite al profesor reflexionar sobre sus inquietudes intelectuales y científicas en la medida en que investiga y traspasa parte de esas inquietudes y conocimientos a un auditorio preparado; de esta manera logra acercar al estudiante realmente a la realidad nacional, con conocimientos extraídos de esa realidad y superando el nivel mediocre y pragmatista.

(http://www.javeriana.edu.co/decisiones/ICFES.pdf).

Pero tal simbiosis se ha quedado por ahora en un deber ser; lo que desvanece las expectativas que de entrada el estudiante se plantea al pensar la universidad como institución donde interactúa una élite científica. Parece que no hay una cultura de la investigación y que sólo nos quedamos participando en una de las tres funciones de la universidad, la Docente (aunque con actitudes de profesor tradicional) y dejamos rezagadas las otras como la investigación y la extensión. Si bien investigar no es una acción privilegiada para sabios, y que, al contrario, está al alcance de quien tenga voluntad de emprender búsquedas para solucionar problemas, no podemos quedarnos en las meras consultas bibliográficas y cibergráficas.

Necesitamos concienciarnos de la necesidad de adquirir métodos y técnicas que ayuden a dar rigurosidad científica. Y aquí no interesa que esa orientación investigativa sea formativa o institucional, pues como bien se sabe, son los fines los que diferencian una de otra y no tanto el procedimiento de adquisición.

Esa falta de cultura en Latinoamérica, y en particular en Colombia, ha generado exclusión en el ámbito mundial. Según aparece publicado en la Universidad de Antioquia en el sitio web de la Sede de Investigación Universitaria, SIU, que cita cifras del científico Rodolfo Llinás, hay rezagos en nuestro país en la participación científica internacional:

Algunas cifras comparativas de la situación de Colombia en el concierto latinoamericano y mundial son tan conocidas como inquietantes. De cada 10.000 científicos que hay en el mundo 9.400 son de los países industrializados, 100 son latinoamericanos y apenas 1 es colombiano. Mientras que a mediados de la década de los años 80 Estados Unidos y Japón dedicaron a la inversión en ciencia y tecnología alrededor del 2.8% del PIB, Chile dedicó aproximadamente el 0.5%, Brasil el 0.4% y Colombia sólo el 0.1%. Mientras que Chile en 1991 produjo alrededor de 80.000 publicaciones científicas por cada millón de habitantes, para Brasil el índice fue de 20.000, para Venezuela alrededor de 30.000, y para Colombia fue de 5.000. Para lograr un nivel competitivo apropiado en ciencia y tecnología, y de acuerdo con los estándares internacionales, se requieren 1.000 científicos e ingenieros por cada millón de habitantes. Colombia necesitaría de al menos 36.000 científicos e ingenieros y sólo tiene alrededor de 5.000.

(http://siu.udea.edu.co/, consultado en junio de 2003)
La Ley 30 de 1992, que rige la Educación Superior en Colombia, como también las normas con miras a la acreditación universitaria, explicitan la exigencia del componente investigativo, y las universidades tienen voluntad de fomentar la investigación. En particular, nuestra institución refleja este componente en su misión cuando dice que "La Fundación Universitaria Católica del Norte es una comunidad académica que genera el desarrollo de la región y del mundo para formar profesionales con sentido cristiano, espíritu investigador (subrayado nuestro), liderazgo social y mentalidad empresarial, mediante la educación virtual con soporte en un equipo de alta calidad humana y profesional en permanente actualización". Y lo refleja también en uno de sus objetivos: "Desarrollar la investigación científica y tecnológica en todos los ámbitos del conocimiento". Es decir, con estos dos textos se evidencia por parte del Gobierno y de este centro de educación superior en particular la voluntad de estimular la investigación formativa e institucional.

Sucede en general a las universidades latinoamericanas que la intención de investigar no pasa de la retórica a la acción por realidades sociales en las cuales las economías tan deterioradas apuntan hacia "otras prioridades". Por lo tanto, entran gobiernos y establecimientos de educación superior a una paradoja resuelta por el lado de la miopía y del inmediatismo: emplear los recursos en otros menesteres "urgentes", y no emplear éstos de manera visionaria y prospectiva en posibilidades de desarrollo para contribuir a la mejora de sus propios procesos y de la calidad de vida de la sociedad. ¿O será que las instituciones de educación superior no creen tanto en la posibilidad de generar conocimiento propio y el establecimiento latino tampoco? ¿O a quién le interesa cerrar caminos a los países en desarrollo? Si existiera una cultura real de la investigación y hubiese una actitud constante hacia la búsqueda de conocimientos que generen mejoras en beneficio de la gente, se obtendrían los logros.

Particularicemos ahora. Hoy se considera al docente universitario como investigador. ¿Tiene el docente colombiano competencias investigativas para contribuir a jalonar los procesos de aprendizaje? Bueno sería elaborar sobre este aspecto un "estado del arte", diagnosticar cómo se encuentra en ese conocimiento y actuar en consecuencia. Con ello, la universidad estaría autoevaluándose, y con las acciones que emprenda para cualificar (si los resultados arrojaran esa recomendación) estaría contribuyendo al cumplimiento de aquellas tres funciones que la sociedad de hoy le ha encomendado y que ya enunciamos hace poco: docencia, investigación y extensión.

Y no bastaría con la formación. Este elemento haría parte de un proceso más complejo que sería la organización de la investigación en la entidad y la gestión de recursos. La Fundación Universitaria Católica del Norte ha procurado avances en este sentido al conformar el SIS Estudio y el SIS Investigación, dos sistemas y puntos de encuentro para la discusión y canalización de las líneas de investigación institucional. Tiene ahora también un comité científico que desde sus funciones dinamizará las propuestas y aspectos que contribuyan a fomentar la cientificidad en la entidad. Los medios informáticos son una gran fortaleza de la institución por cuanto el sistema de estudios lo emplea como mediador pedagógico, por tener modalidad virtual, y porque es un medio asumido por el mundo como ágil, rápido e interactivo. Con tales dispositivos se pueden establecer relaciones dialógicas entre la comunidad científica interna (estudiante-estudiante, estudiante-docente, docente-docente) y la externa (científicos del contexto nacional e internacional).

Gary Becker (Premio Nobel de Economía en 1992), expresaba que "el éxito o el fracaso económico de una nación ya no depende de la tecnología o de la maquinaria que posee, sino de lo que haga con su gente". Podemos aplicar el pensamiento a nuestro mundo universitario: Hagamos del estudiante un investigador, crítico, autogestor, generador de desarrollo, capaz de interactuar en equipo con personas de otros saberes y de proponer alternativas con argumentación y espíritu de ayuda hacia el ser humano y el entorno. Apuntar a este propósito implica políticas y estrategias para formar a los formadores, pensar en términos de proyecto de país para que entre todas las fuerzas vivas, en especial las universidades, mermen la brecha de las escasas participaciones latinoamericanas y colombianas en estas lides del conocimiento.